España no es el país de los argumentos, sino el de las opiniones
Más de una vez, en medio de una discusión bien acalorada, he escuchado la frase: “Oye que conste, yo no quiero convencerte”. Pues muy mal. Parece que no te fías de tus argumentos. Porque, si tienes buenos argumentos, a lo mejor me vas a convencer. Sólo si intentas convencerme vas a esforzarte lo suficiente para encontrar los argumentos que sustentan tu opinión. Pero España...
no es el país de los argumentos, es el país de las opiniones. Y como sólo intercambiamos opiniones, no importa si el otro nos escucha, ni tenemos que escucharle a él, simplemente hablamos, gritamos, no dejamos acabar al otro. ¿A quién le importa por qué no quieres vender el piso o sí? Basta con que los demás se enteren y ya nos podemos pelear durante media hora sin llegar a ningún puerto.
En : Martin Dahms "Mis adorables vecinos" En: Herzog, Werner, ”¡Vaya país!”
La frase “el diálogo es un monólogo intercalado” ha nacido, probablemente en España. Cuando dos individuos empiezan aquí una conversación no intentan intercambiar ideas, sino afirmar las propias todo el tiempo que le permita el otro.
En : Fernando Díaz Plaja “El español y los siete pecados capitales”
Una frase que se repite mucho hoy en Alemania, hablando de España, una frase que menciona Martin Dahms en su libro "Spanien, ein Länderporträt", es aquello que dijo el romanista Vossler de que los españoles pensaban todos lo mismo pero a la hora de actuar nunca se ponían de acuerdo. En cambio los alemanes pensaban todos distinto pero siempre llegaban a un acuerdo (según Vossler.)
En Alemania existe una expresión para frenar estos diálogos de besugos o monólogos intercalados de los que hablan Díaz-Plaja y Dahms. Cuando esto está ocurriendo unos de los dos participantes en el "diálogo", normalmente el que intenta dialogar, dice: "Wir reden aneinander vorbei" (el diccionario lo traduce como "Estamos manteniendo un diálogo para sordos") y corta la conversación si el otro no muestra voluntad de cooperar. También suelen decir: "esto no lleva a ninguna parte." Hay más análisis de la situación comunicativa in situ, y menos dejarse llevar por el acaloramiento, por el swing de la conversación. Quizá porque desde los años 70 se han impartido muchos cursos de Psicología de la Comunicación basados en los estupendos libros de Schulz von Thun.
En LinkedIn, en un hilo de discusión de un foro de Directivos, varios de ellos se quejan de que en España hay gente que en las reuniones habla porque quiere decir algo, aunque no tenga nada que decir. Puedo corroborarlo, por haberlo visto con gran frecuencia entre hispanos, no sólo españoles.
En mi nuevo libro "Cultura (I) Relaciones" estoy comentando esa frase de Vossler sobre la dificultad de los españoles para ponerse de acuerdo. Como ejemplo miremos nuestra historia, la alemana guiada por la fuerza centrípeta, la española por la centrífuga, ahora más que nunca.
Observad los videos y decidme si Dahms y Díaz-Plaja tienen razón y si no sería muy positivo que los medios de comunicación tuvieran responsabilidad social, de dar buen ejemplo entre otras cosas, en lugar de preocuparse sólo por la cuota de audiencia conseguida a base de morbo. Por cierto, en alemán la palabra "morbo" no tiene traducción. El diccionario PONS dice:
Morbo: krankhaftes Interesse (interés malsano)
Así nos ven los alemanes. Y aunque esto tampoco allí funciona a la perfección, hay que decir que razón no les falta. Muchos españoles echan en falta más diálogo y menos monólogos intercalados en nuestro país. ¿Cuál es tu estilo de comunicación personal? ¿Eres de los que no admites que te intenten convencer y crees que respetar tu opinión implica que no puede ser criticada ni se pueden oponer argumentos que la contradigan?
Estos textos aparecen en "Gramática de la cultura (I) Estilos de conversación" (Opiniones sobre el libro aquí.) (Si quieres comprar el libro aquí) (Índice del libro aquí.)
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N. P. Herrasti (martes, 11 diciembre 2012 21:28)
Maria Begonia dice en Facebook:
si, en que asi lo ven muchos de los alemanes ....se quejan de falta de interés y entonces lo ponen igual
al no querer (interes) discutir; a mi familia siempre le gusto mucho argumentar y en muchos casos no llegar a un acuerdo (adecuado)
N.P.Herrasti (martes, 11 diciembre 2012 21:31)
Bueno, cuando hablamos de Comunicación Intercultural tenemos que recordar siempre que no estamos hablando de nosotros mismos ni de nuestra familia, sino de tendencias de un país entero en comparación con otro. Hay que reunir muchos testimonios, encuestas, estudios empíricos...
En Alemania también se viven situaciones en las que la gente habla sin llegar a resultados. Pero sí es bastante frecuente en España y en otros países hispanos la reacción que describe Martin Dahms de alguien que se molesta si le intentan convencer o si oponen otros argumentos a los suyos porque considera que respetar su opinión significa no discutírsela.
Y también es frecuente que entre quienes sí discuten oponiendo unos argumentos a otros, el espíritu que rige el debate es tener razón, no dilucidar entre todos cuáles son los mejores argumentos para tomar las mejores decisiones. Esto también se ve en Alemania, donde también hay mucha gente rechthaberisch, pero un poco menos.
WENDY (domingo, 26 enero 2014 17:23)
:)